El amplio municipio estradense cuenta con 473 aldeas o lugares con casas habitadas. Ostenta en este aspecto el récord nacional de núcleos de población, algo que equivoca a quienes aseguran que es el municipio más extenso de España. En cada una de esas aldeas existe al menos una fuente. A veces son grandes estructuras, antiguas o modernas, y en otras ocasiones solo se cuenta con un caño que sale de una gran piedra en una cuneta.
Quienes más saben de las fuentes estradenses señalan que hay casi un millar, y no cuentan los manantiales que utilizan los vecinos para su uso particular.
Las fuentes estradenses están de actualidad desde hace unos años porque en muchas de ellas están realizando mejoras alumnos de obradoiros de empleo, y trabajadores de empresas a las que se contratan obras de restauración y recuperación, con fondos de los planes anticrisis de Zapatero e incluso del programa Auga de Vida de la concejalía de Turismo. En todos los casos se trata de recuperar el rico patrimonio de estas fuentes e incluso de lavaderos, para revalorizarlos e incluirlos en la oferta turística del municipio.
La normativa actual cataloga a todas las fuentes de las características de las estradenses como sin control sanitario. Otra cosa son las fuentes creadas en los núcleos urbanos para que el agua, de traídas municipales, pueda ser utilizada para consumo humano.
Gasto de 40.000 euros
Un análisis de la potabilidad o calidad del agua de una fuente puede costar casi 20 euros. Si hubiera que realizar esos análisis solo dos veces al año en las casi mil fuentes estradenses el gasto se dispararía hasta casi 40.000 euros. Por ello, y no cabe lanzar reproches a nadie, las garantías sobre la potabilidad del agua de las fuentes solo se puede obtener de los vecinos que viven más cerca o las utilizan a menudo. El propio edil estradense de Medio Ambiente, Manuel Espiño, explicaba ayer que resulta inviable para el Concello analizar periódicamente la calidad del agua. No obstante, casi nunca hubo problemas sanitarios, y centenares de estradenses siguen utilizando más el agua de las fuentes que la de la traída municipal. Pero se aproxima el agua del Umia.
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